Una vez mientras yo estaba enterrando uno de mis egos, se acercó a mi el sepulturero para decirme:
-de todos los que vienen aquí a enterrar sus egos muertos, sólo tú me eres simpático.
me halagas mucho le repliqué, ...pero, por que te inspiro tanta simpatía?
-porque todos llegan aquí llorando, -me contestó- y se van llorando; sólo tú llegas riendo y te vas riendo, cada vez.
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