Contaba la niña de corazón puro en cierta ocasión la historia de una antigua vasija de valor inestimable por lo que había pagado una fortuna en una subasta pública. La vasija había sido usada durante años por un mendigo que acabó sus días en la miseria, totalmente ignorante del valor de aquel objeto con el que había pedido limosna.
Cuando su amigo se le acercó a la niña,... le pregunto qué representaba aquella vasija, la niña le dijo:... "A ti mismo".
El amigo le pidió que se explicara, y la niña prosiguió: "Tú centras toda tu atención en el insignificante conocimiento que adquieres de los libros y de los maestros. Sería mejor que le prestaras más atención a la vasija en la que lo guardas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario